domingo, 13 de marzo de 2011

Interacción Cultural

En el año 330 a.C., el Imperio persa ya había sido conquistado por Alejandro Magno, que soñaba con fundir las culturas occidental y oriental. Aunque la prematura muerte de Alejandro interrumpió este plan, sus generales introdujeron la cultura griega en los tres reinos en que fue fragmentado su Imperio helenístico. Los Seléucidas gobernaron el sector asiático, que pronto se dividió en varios estados. Uno de estos, Bactriana, estaba situado entre las rutas comerciales Este-Oeste y Norte-Sur, a través de las cuales la seda china y el algodón indio viajaron a Grecia y a Roma, donde se cambiaban por cristal, artículos manufacturados y oro. Los elementos de la cultura griega fueron canalizados, a través de Bactriana, hacia Asia. Incluso después de que las tribus nómadas de Asia central conquistaran Bactriana, la influencia griega continuó debido a que los nuevos gobernantes kushan absorbieron la cultura helenística.

Durante el siglo I d.C., el griego fue la lengua empleada en las transacciones comerciales y en las relaciones diplomáticas. En esta época, los romanos helenizados se establecieron en Asia occidental; a partir de ellos se desarrolló el Imperio romano de Oriente.

Aunque la influencia griega perduró mucho tiempo después del declive de los Seléucidas, en realidad gran parte del centro y sureste de Asia y el norte de la India fueron dominados primero por los partos (véase Partía), bajo la gran dinastía de los Arsácidas (250 a.C.-226 d.C. aproximadamente), y más tarde por los persas Sasánidas (226-651 d.C.), que difundieron su cultura. La costumbre de las mujeres de maquillarse, por ejemplo, fue imitada en toda Asia; y la arquitectura, el arte y la religión persas se expandieron hacia el Este y el Oeste. Los Arsácidas y Sasánidas dominaron el comercio transcontinental, cuyo punto de llegada era el Imperio romano de Oriente, que pasó a ser conocido como el Imperio bizantino.

kevin carrero
C.I 18177016

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